Una vez finalizado el molde es necesario cocerlo para que sus componentes cerámicos alcancen el estado de resistencia necesario para soportar la alta temperatura del metal fundido. La cocción puede durar varios días y debe llegar al menos a los 700ºC para alcanzar las propiedades cerámicas de las que hablamos.
Aprovechamos también el calor con el que salen los moldes del horno para disminuir el choque térmico de la colada. Con lo que, como se recordará en el punto 10, no abrimos el horno hasta el día que fundimos, y enterramos los moldes recién salidos del mismo.
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